En la constante búsqueda de nuevas variedades de café, el Instituto de Innovación Agropecuaria de Panamá (IDIAP), en la Estación Experimental de Río Sereno, desarrolla el proyecto Mejoramiento de Variedades de Café en la provincia de Chiriquí, donde se evalúan actualmente 28 variedades y 125 líneas etíopes, desde su desempeño en campo hasta la calidad de taza.

Parte de las evaluaciones consiste en hacer pruebas granulométricas y de densidad de grano de estos materiales, actividad que se realiza con el apoyo de productores y expertos en la materia, informa la Ing. Karina Castro, responsable de la actividad. Estos análisis permiten dar una información más completa al productor, ya sea para mercadear el café en el ámbito nacional o internacional.

Recientemente estos materiales pasaron por dicho análisis, donde fueron pesados y cernidos en mallas, y de acuerdo al número de malla tienen diferentes mercados. Explican los conocedores que en el caso del mercado de Estados Unidos prefieren la clasificación a chorro americano que va desde malla 15 en menor porcentaje y de buena calidad hasta los “Premium” que oscila entre malla 16 a la 19. Por su parte, el mercado Europeo requiere granos igualmente de mayor peso específico y de tamaños sobre malla número 16 y bajo la 20.

Para Carlos Fuentes, productor y técnico en manejo post cosecha, la granulometría es importante porque ayuda a determinar factores de rentabilidad, como la clasificación de los mercados, control de la calidad de la taza y la eficiencia en el manejo agronómico del cultivo.

El café es evaluado desde el campo, manejo del cultivo, cosecha, selección del grano, manejo poscosecha porque son aspectos que influyen la calidad de la taza, y luego se someten a cataciones por expertos que permitan encontrar los mejores cafés y ampliar las oportunidades de mercado al productor.

Luis Caballero, quien ha trabajado con cafés especiales a nivel nacional e internacional señala tener una gran esperanza en las nuevas variedades que se están evaluando. Espera que algunas de estas variedades sean adaptables a la zona alta, de 1500 metros hacia arriba y que haya un equilibrio económico entre la cantidad que se produce y la calidad que sostiene el producto final, detalla el productor.

En definitiva, el café panameño tiene un alto renombre a nivel internacional, y parte de ese compromiso con los productores y consumidores es la constante búsqueda de nuevos materiales que permitan a Panamá mantener ese sitial del mejor café del mundo.

 

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